Me llaman Aura. Soy artista, poeta y estudiosa de las ciencias del cielo y del espíritu. Desde muy temprana edad sentí una profunda atracción por las visiones chamánicas y espirituales del mundo. Crecí con una abuela que detenía el viento con oraciones y humo, curaba dolencias con hierbas y armonizaba los espacios o evitaba peligros con antiguos "secretos". Estas experiencias sembraron en mí una visión de la existencia donde lo espiritual, lo invisible y lo tangible conviven naturalmente.

Desde pequeña, mi mente fue inquieta, reflexiva y analítica; esa curiosidad se convirtió en el motor de mi búsqueda hacia la verdad de la existencia. Movida por un deseo genuino de conectar con lo divino comencé a estudiar las plantas enteógenas, quería entender quién era Dios y eso me condujo a beber Ayahuasca. Guiada por un chamán experimentado participé de una hermosa ceremonia que marcó un antes y un después en mi vida. Fue como si el universo se despertara dentro de mí, revelándome mi luz y la oscuridad.

Poco después, la enfermedad apareció como maestra: padecí fibromialgia, lo que me obligó a detenerme, a escuchar y a estudiar desde la quietud. Durante ese proceso de recuperación, encontré en los cristales un camino de sanación. Me dediqué a estudiar, investigar y experimentar con ellos en mí, hasta que logré sanarme completamente. De esa experiencia nació una metodología propia que mezcla sabiduría ancestral con enfoques modernos.

. Mi trabajo rescata las raíces del conocimiento original, aquel que proviene de nuestros ancestros. Sé que los antiguos fueron los verdaderos sabios; ellos crearon la astronomía, la astrología, las matemáticas, la lengua escrita. Utilizaban elementos naturales para sanarse y para comunicarse con el cielo: piedras, hierbas, fuego, agua, metales. Trabajaban con talismanes, vivían en conexión y armonía con los ciclos de la naturaleza.

La mirada moderna reduce gran parte de estos saberes a superstición, por esta razón me he dedicado a investigar y estudiar los fundamentos cosmológicos y filosóficos que sostienen este conocimiento. No podemos olvidar que somos hermanos de la naturaleza y del cosmos, y que en ellos está todo lo necesario para sanar, comprendernos y vivir en plenitud. En lugar de buscar respuestas en estructuras y cosas creadas por el hombre, yo prefiero volver la mirada hacia lo creado por la Divinidad.

Hoy acompaño a quienes atraviesan tiempos de crisis —en la salud, en los vínculos o pérdida de propósito— para que comprendan como funciona su configuración energética natal, y así recuerden su lenguaje interno, su ritmo natural y despierten su fuego sagrado. Les invito a escuchar el llamado que habita en cada síntoma y a transformarlo en conciencia.

Mi poesía y mi arte son también parte de esta medicina. Concibo mi obra como una extensión espiritual de mi búsqueda interior: un puente entre lo visible y lo intangible. Creo profundamente que toda transformación verdadera es una alquimia del alma, y que la belleza, la virtud, la palabra y la energía son sus grandes aliadas.